viernes, 28 de octubre de 2011

Clasificación y Almacenamiento en Cancha con Trineumático BELL






La maniobrabilidad del trineumático BELL y la capacidad para cambiar rápidamente de dirección y velocidad, lo hace ideal para la clasificación y almacenamiento de trozos (pulpables y aserrables). La garra permite tomar piezas individuales, armadas en una carga y almacenarlas en pilas. Se puede manejar fácilmente un rango de tamaños desde postes de 1.6 m. hasta trozas aserrables (1,5 m³) y materiales de raleo del largo total del árbol.

Se puede usar el BELL en una operación de extracción a ras de suelo o de cable aéreo. Con un sistema de cable, el trineumático puede sacar madera desde debajo de la torre o acarrear el material a una zona de almacenamiento y procesamiento secundario para carguíos posteriores.

El tamaño del equipo y su reducido radio de giro, permite el uso de pequeñas canchas a un lado de los caminos.

El acanchamiento deberá mantenerse lo más pequeño posible para reducir la distancia que viaja el trineumático. Las pilas, especialmente con las trozas aserrables grandes, deberán ubicarse cerca de las zonas de procesamiento. En donde sea posible, se deberían usar 2 áreas de procesamiento. Esto permite que los trozadores de cancha o cancheros y el BELL trabajen independiente, reduciendo de este modo la interferencia y mejorando la seguridad. La figura de abajo ilustra la disposición de acanchamiento que se desea.

Cuando llega el camión, se despeja una de las áreas de procesamiento y se procede a cargar éste en el centro de la cancha. Durante el carguío, la madera que extrae el skidder se lleva hacia la otra área de procesamiento. Si la cancha se congestiona demasiado, las trozas extraídas se pueden dejar al borde de ésta para que el BELL las ubique posteriormente.

El acanchamiento que se muestra es un área óptima en que se puede trabajar a ambos lados del camión. En situaciones más difíciles, se aplicarán principios similares, pero pueden necesitar modificación.

Algunos de los puntos a considerar son:

1.- Volúmenes y relaciones de los diferentes productos que se producen: Los productos que tiene una mayor producción se deberán apilar en un lugar de fácil carguío y de mejor acceso para los camiones. Los productos que se producen en bajos volúmenes, se pueden apilar lejos del centro de actividad.

2.- Regularidad del carguío: Considere con qué frecuencia estarán llegando los camiones, de cuánta congestión se producirá durante el carguío. Se deberá disponer el acanchamiento para minimizar la interferencia entre la carga, el madereo y los cancheros.

3.- El tamaño de la troza: Las trozas grandes que son difíciles de manejar, se deberán apilar cerca del acceso de los camiones para reducir el viaje al cargar.

4.- Sendero de extracción de la máquina: Considere por donde va a transitar el trineumático. Deje suficiente espacio para ello. Trate de minimizar la interferencia entre la extracción, clasificación, almacenamiento y carguío.

5.- Sendero del camión: Desde dónde entrarán o abandonarán los camiones la cancha; tienen ellos que girar y cuán cerca pueden quedar de las diversas pilas.

Las trozas del árbol entero son entregadas y cortadas a su longitud por los cancheros. El BELL clasifica entonces los productos y los apila para un posterior carguío. Las figuras siguientes ilustran el procedimiento de clasificación y almacenamiento.



La RetroAraña


Una retroaraña es una máquina retroexcavadora con la particularidad de que en lugar de ruedas u orugas tiene garras. La araña (como se la conoce para abreviar) tiene en la parte de delante unas garras telescópicas y articuladas, y en la parte de detrás unas ruedas con unas cadenas, similares a las de los automóviles para la nieve, pero a su escala.
El uso de esta maquinaria se ha extendido últimamente en todas las obras de repoblación forestal, ya que el impacto provocado por el avance en el monte es mínimo, ya que puede ir levantándose a voluntad, para salvar y pasar sin tocar árboles de cierto tamaño.
Además de por su poco impacto, también se utiliza por su alta productibidad, ya que en suelos sueltos o de tránsito puede llegar a conseguir rendimientos de casi 1000 hoyos en un día de trabajo. Aun así, esos rendimientos son extraños, ya que, en condiciones normales de trabajo, es decir, suelos con presencia de roca, vegetación existente, suelos con poco agarre de la máquina, los rendimientos bajan, alcanzando una media de 400 a 700 hoyos por jornada.
El hoyo que realiza es increíblemente bueno para la repoblación, debido a la gran cantidad de materiales que remueve, que, dependiendo del apero que lleve, puede ser de hasta un metro de profundidad. Esta apertura de hoyos favorece a la planta a colocar en ese hoyo, ya que la tierra se oxigena, se carga de humedad con mayor facilidad e incluso la planta desarrolla el sistema radicular más rápidamente.
La apertura de hoyo tipo con la retroaraña y el hoyo terminado lo podemos observar en las siguientes fotos.

La mayor cualidad de este tipo de maquinaria es la posibilidad de trabajar en grandes pendiente, realizando un trabajo donde otras no pueden ni pensarlo; salvando taludes, subiendo y bajando por laderas imposibles y, en definitiva, haciendo hoyos donde parece imposible. En líneas de máxima pendiente puede trabajar con pendiente superiores 100%, y a media ladera, en pendientes hasta el 70%.

La Mecanización Como Elemento en la Gestión Forestal


 El autocargador y la cosechadora suelen estar provistos de una serie de elementos que permiten mantener un control de las labores que se están realizando en el monte. 

Estos elementos son, básicamente, un sistema de telefonía móvil, un GPS y un sistema GIS interconectados, una serie de elementos de medida incorporados en los propios órganos de trabajo y un conjunto de sistemas -programas informáticos y ordenadores- que permiten la gestión de todos los elementos de la máquina, tanto mecánicos como electrónicos.


OPTIMIZACIÓN EN EL APROVECHAMIENTO E INTEGRACIÓN EN LA GESTIÓN FORESTAL
La optimización de un aprovechamiento forestal se puede conseguir, de forma sencilla, integrando estos sistemas y haciendo de la máquina algo más que un elemento de apeo o de desembosque, es decir, hacer de las máquinas un sistema integrado de optimización y gestión forestal.
La cosechadora forestal con cabezal procesador dispone de unos rodillos que mueven el fuste del árbol apeado, haciéndolo pasar a lo largo del cabezal.
Este ajusta la separación de los rodillos al diámetro del fuste en todos los puntos de su longitud para sujetarlo firmemente y que no resbale al chocar las ramas con las cuchillas de desrame. Además los rodillos dan una serie de vueltas que dependen de la longitud del fuste y del diámetro de los propios rodillos.
Estas dos acciones son aprovechadas por el sistema informático de la cosechadora para cubicar, cada uno de los pies apeados. La perfección de esta acción tiene sus límites, hoy por hoy, debido al paso de los rodillos por los muñones que queden de las ramas -medición mecánica-, aunque será mejorada con la aplicación de sistemas ópticos o láser. De cualquier forma la aproximación es como para ser tenida en cuenta.
Además, mediante el GPS y el GIS integrados en el sistema, se obtiene información de la situación geográfica de los pies apeados (y cubicados). Estos datos pueden ser enviados, mediante telefonía móvil, a cualquier lugar (fábrica, autocargador, camión de transporte...).

Otros sistemas de control adicionales, como el "opti 4G" de Ponsse o el "Timberjack 3000" de Timberjack, integrados en el sistema informático de la cosechadora, permiten determinar la longitud de corte adecuada, teniendo en cuenta la sección del pie apeado, para conseguir la troza adecuada considerando el producto semielaborado que se busca en fábrica.
Tras la cosechadora viene el autocargador, sabiendo ya dónde se encuentra la carga y pudiéndose haber planificado todas las labores previamente. El tractorista, a estas alturas, sabe el volumen que va a cargar, el número de pies o de trozas y la situación de las pilas y del cargadero donde ha de dejarlas, ya que el autocargador también está dotado de los elementos indicados: telefonía móvil, GPS, GIS y sistemas informáticos integrados, aunque en este caso no hay elementos de cubicación, como es lógico.

Este ajusta la separación de los rodillos al diámetro del fuste en todos los puntos de su longitud para sujetarlo firmemente y que no resbale al chocar las ramas con las cuchillas de desrame. Además los rodillos dan una serie de vueltas que dependen de la longitud del fuste y del diámetro de los propios rodillos.

Estas dos acciones son aprovechadas por el sistema informático de la cosechadora para cubicar, cada uno de los pies apeados. La perfección de esta acción tiene sus límites, hoy por hoy, debido al paso de los rodillos por los muñones que queden de las ramas -medición mecánica-, aunque será mejorada con la aplicación de sistemas ópticos o láser. De cualquier forma la aproximación es como para ser tenida en cuenta.
Además, mediante el GPS y el GIS integrados en el sistema, se obtiene información de la situación geográfica de los pies apeados (y cubicados). Estos datos pueden ser enviados, mediante telefonía móvil, a cualquier lugar (fábrica, autocargador, camión de transporte...).

En el órgano de trabajo del autocargador se pueden instalar sistemas que pesen la carga, como el "Load Optimizer" de Ponsse, que permite saber el peso de lo cargado -interesantísimo este sistema en España, ya que se puede instalar también en la grúa de un camión, con la posibilidad de solucionar todos esos problemas y polémicas que surgen a la hora de transportar madera, aunque probablemente nadie lo instale aun-.
Todos estos aspectos de demanda de la industria, medición de las máquinas en campo y de situación de las cargas, junto a aspectos mecánicos y operativos -consumo de combustible, estado mecánico (niveles, temperaturas...) del motor, velocidad de operación etc-, tanto en el autocargador como en la cosechadora, se integran y son controlados mediante el sistema informático de control, como el "opticontrol" de Ponsse o el "TMC" de Timberjack que, mediante "interfaces" de usuario más o menos fáciles de usar, permiten la configuración en la automatización de todo tipo de tareas -longitud de troza a cortar, volumen de una pila, velocidad de avance, distancia de avance...-, pero, sobre todo, convierten a la máquina en algo más.


Estas dos acciones son aprovechadas por el sistema informático de la cosechadora para cubicar, cada uno de los pies apeados. La perfección de esta acción tiene sus límites, hoy por hoy, debido al paso de los rodillos por los muñones que queden de las ramas -medición mecánica-, aunque será mejorada con la aplicación de sistemas ópticos o láser. De cualquier forma la aproximación es como para ser tenida en cuenta.
Además, mediante el GPS y el GIS integrados en el sistema, se obtiene información de la situación geográfica de los pies apeados (y cubicados). Estos datos pueden ser enviados, mediante telefonía móvil, a cualquier lugar (fábrica, autocargador, camión de transporte...).

Y aquí es donde procede hablar de la integración en la gestión forestal de la mecanización. No es este, desde luego, un asunto menor en la mecanización de los trabajos forestales. Más bien al contrario. Es un  asunto fundamental, sobre todo teniendo en cuenta la gran inversión que reclama un aprovechamiento maderero mecanizado y aunque, en principio, la siempre presente falta de integración monte/industria en España podría ser un freno, el hecho de que en nuestros tiempos la información valga dinero debe tenerse en cuenta ya que, estas "máquina-sistemas", son un insustituible e inigualable aspirador de información.

Para hablar de esa integración "mecanización/gestión forestal", debe tenerse en cuenta todo lo dicho hasta aquí, es decir, para un monte determinado y con la cosechadora se tiene que:
  • Se han cortado y cubicado árboles situados geográficamente dentro del monte. Con un GIS se puede relacionar con el tipo de suelo o con cualquier otro tema que se tenga en la cartografía digital.
  • Se sabe el número de pies y el volumen de cada uno, además del total que suman.
  • Se sabe el diámetro del fuste para una altura y para un volumen determinados.
  • De tronzarse, se sabe el número de trozas por pie y se puede relacionar con su volumen, el volumen del pie, altura...
  • Se puede relacionar el volumen con los diámetros a distintas alturas.
  • Se puede relacionar el diámetro con la altura del fuste...
Con el autocargador se tiene:
  • El peso por troza o fuste.
  • El número de trozas para un volumen determinado.
  • El volumen de caja para un volumen de madera determinado...
Con todo ello se pueden hacer infinidad de regresiones y con ellas tablas de cubicación de alta fiabilidad y bajo coste de creación, se puede relacionar los tipos de suelo y calidades de estación con las producciones obtenidas, con las medidas de los fustes, el coeficiente de apilado (m3/estéreo)...

Con información de la vegetación, por ejemplo, se pueden realizar investigaciones que permitan determinar especies indicadoras para calidades de estación, determinadas mediante la productividad real, se podrían comparar producciones potenciales con reales...

En fin, como se ve,  de integrar la mecanización y la gestión forestal, se puede potenciar hasta límites indeterminables la investigación dentro del campo de la ciencia forestal. 

Para hablar de esa integración "mecanización/gestión forestal", debe tenerse en cuenta todo lo dicho hasta aquí, es decir, para un monte determinado y con la cosechadora se tiene que:

  • Se han cortado y cubicado árboles situados geográficamente dentro del monte. Con un GIS se puede relacionar con el tipo de suelo o con cualquier otro tema que se tenga en la cartografía digital.
  • Se sabe el número de pies y el volumen de cada uno, además del total que suman.
  • Se sabe el diámetro del fuste para una altura y para un volumen determinados.
  • De tronzarse, se sabe el número de trozas por pie y se puede relacionar con su volumen, el volumen del pie, altura...
  • Se puede relacionar el volumen con los diámetros a distintas alturas.
  • Se puede relacionar el diámetro con la altura del fuste...
Con el autocargador se tiene:
  • El peso por troza o fuste.
  • El número de trozas para un volumen determinado.
  • El volumen de caja para un volumen de madera determinado...







El Desarrollo Alcanzado por la Industria Forestal Chilena


Con empresas que se consolidan como actores relevantes a nivel internacional en los mercados de la celulosa y de productos madereros, exigen una constante modernización tecnológica.
Las innovaciones se concentran en sistemas inteligentes que planifican y automatizan la producción, junto a dispositivos y sofisticadas redes de comunicación, y maquinarias más eficientes, ecológicas y productivas. De esta forma, las nuevas tecnologías optimizan la producción forestal -elevando la eficiencia y seguridad de sus distintas faenas- y hacen más rentable el negocio de las empresas del sector. Una de las operaciones forestales donde ha habido un impacto notorio de nuevas tecnologías es la cosecha, labor que en nada se parece a la realizada hace 25 años con cuadrillas de motosierristas y hacheros volteando los árboles. Hoy, está en manos de máquinas altamente especializadas.
El mercado local está lo suficientemente maduro para incorporar rápidamente las innovaciones técnicas que surgen en los países desarrollados. Ello, porque las compañías nacionales están dispuestas a invertir en nuevos equipos que compensan su alto costo brindando mayor productividad y eficiencia (en promedio, una máquina cosechadora nueva puede costar US$ 700.000).
Además, la labor en certificación y capacitación de la fuerza laboral del sector, que se realiza desde hace años, se traduce en operadores calificados que aportan a la gestión y economía de las empresas. Hoy día, modernas máquinas como el harvester, el forwarder y las torres de madereo, cumplen una labor eficaz en medio de cerros y plantaciones industriales, extrayendo la materia prima para abastecer a las plantas forestales del centro y sur de Chile.

Impacto en la Producción
La tendencia del sector forestal en cuanto a equipos cosechadores, apunta a incorporar máquinas con mayor capacidad que eleven los volúmenes de producción, en relación con el auge de la demanda por materia prima para elaborar madera y celulosa.
En términos de sistemas de programación del corte y talado, mecanismos de mando y dirección y posicionamiento global, entre otras, las máquinas incorporan una tecnología que ha tenido un impacto global y profundo en la productividad, triplicando los volúmenes de cosecha en cada faena.
Si antes una faena manual requería de 80 personas para producir 6.000 metros cúbicos al mes, hoy es posible producir 20.000 metros cúbicos mensuales con sólo 11 personas. Y es que, en promedio, las máquinas cosechadoras pueden realizar el trabajo de 15 a 20 motosierristas, lo que si bien demuestra que hay mayor productividad, también deja en claro que la tecnificación impacta en la demanda de mano de obra. Sin embargo, así también se abren oportunidades para operadores de equipos y otros profesionales indirectos, como mecánicos, instructores y proveedores los cuales, junto a los operadores, constituyen una mano de obra más calificada, demostrando que la tecnología tanto incentiva la capacitación y una mayor dedicación a los estudios en las comunas aledañas a las faenas forestales como, al mismo tiempo, se convierte en la solución cuando escasea la mano de obra forestal.
El impacto tecnológico también se hace sentir en un aumento sustancial de la seguridad para los operadores de maquinaria forestal. El simple hecho de no contar con motosierriestas en el bosque, y de proteger a los operadores con equipos y atuendos de seguridad, ha repercutido en un notorio descenso de la accidentabilidad. Asimismo, mejora la calidad de vida de los empleados, ya que cada día pueden volver a sus casas a descansar luego del trabajo, si la distancia lo permite.

Mercado Receptivo
Los argumentos sobran para que las empresas proveedoras de servicios forestales, respondiendo a la necesidad de un crecimiento productivo de las grandes compañías del sector, inviertan en nuevas maquinarias, que les permitan realizar faenas como la cosecha de modo eficaz, con menores costos y mayor eficiencia y seguridad. La tendencia del mercado en cuanto a incorporar nuevas tecnologías ha sido creciente en los últimos años; las empresas mandantes han expresado claramente su interés en probar e incorporar nuevas tecnologías que contribuyan al crecimiento productivo.
Así, Chile invierte cada vez más en equipos de cosecha forestal y en utilización de tecnología de punta que mejoran el rendimiento productivo y tienen un desempeño eficaz pese a las rudas condiciones topográficas del país, donde una buena parte de las plantaciones se ubican en cerros con agudos grados de pendientes (hasta un 30%, en promedio). Teniendo esto en cuenta, los equipos forestales deben tener la capacidad de desplazarse y trabajar en pendientes muy pronunciadas y en zonas de difícil acceso. Las torres de madereo, por ejemplo, permiten extraer árboles en zonas con pendientes donde no puede llegar ningún otro tipo de máquina.
Asimismo, los equipos cuentan con la tecnología, potencia y capacidad de voltear y extraer los árboles en condiciones complicadas, siempre otorgando visibilidad y estabilidad a los operadores, y evitando el riesgo de volcamiento y accidentes. Un ejemplo son las máquinas volteadoras de árboles con cabina oscilante, que permiten tener una visión completa del entorno de trabajo.

Oferta Tecnológica
Atentos a las demandas del sector forestal, los proveedores de maquinarias ofrecen una serie de innovaciones en la representación de las marcas disponibles en el mercado nacional.

Industria Forestal y su Aporte a la Economía Chilena

Bosques Cultivados


Hoy, Chile cuenta con un patrimonio aproximado de 2,2 millones de hectáreas de plantaciones forestales, principalmente Pino insigne (o radiata) y eucaliptos, pero también existe Atriplex forrajero (arbusto), Tamarugo, Álamo, Pino oregón, Raulí y otras especies.
Las plantaciones forestales, en el ámbito productivo, figuran como uno de los mejores ejemplos de desarrollo sustentable, dado su carácter renovable y la optimización del uso de la tierra que representan en relación a cultivos anuales. En Chile, representan poco más del 13% de superficie del patrimonio de bosques y, sin embargo, sustentan en un 85% la economía forestal chilena.

 
Se debe señalar que las plantaciones forestales abarcan alrededor del 4% del territorio nacional y se establecen principalmente sobre antiguos suelos agrícolas que producto de su degradación por procesos erosivos, fueron abandonados y recién ahora con los bosques cultivados, vuelven a recuperarse.

La industria forestal
La industria forestal en Chile produce una amplia gama de productos de madera, principalmente de sus bosques cultivados de pino y eucalipto. Su columna vertebral está constituida por importantes empresas forestales, celulosas, de aserrío y tableros, las que debido a una fuerte inversión en capital y tecnología, han desarrollado capacidades para competir exitosamente  en los exigentes mercados internacionales. En torno a ellas, y a menudo formando parte de su valor agregado, se ha desarrollado una amplia gama de empresas proveedoras y de servicios.
El sector de aserraderos es caracterizado por la existencia de un variado número de pequeños, medianos y grandes aserraderos. 
 
La industria de tableros y paneles experimentó un crecimiento significativo durante la década pasada. Las plantas se modernizaron, las instalaciones fueron ampliadas y nuevas inversiones se realizaron en este sector.

La pulpa y la industria de papel están bien desarrolladas y producen pulpa química y mecánica, papel de prensa y otros papeles (impresión, facial, corrugado y cartulina).
Además de estos procesadores primarios hay una base establecida de fabricantes secundarios que producen una amplia gama de productos con valor agregado.

Algunos de estos productos son: molduras, puertas, ventanas, diversas remanufacturas, partes y piezas para muebles, muebles terminados y gran variedad de productos de madera.  En los últimos años el crecimiento en la producción de productos con valor agregado ha excedido al crecimiento de los productos primarios de madera.  Por las características de estos procesos existen aquí oportunidades para el desarrollo de las PYME en diversos nichos de producción, lo que permitiría potenciar en gran medida la capacidad de empleo y exportación del sector. Para ello es necesario potenciar la capacidad  asociativa, de acceso a los mercados, al financiamiento y la tecnología  de las PYMES.

El Comercio de la madera y de productos de madera
El crecimiento de la industria forestal chilena en las tres últimas décadas ha dependido del desarrollo de los mercados externos. Desde 1990 el valor de las exportaciones de productos forestales se ha multiplicado al alcanzar US$ 4.952 millones en 2007.
En tanto que los montos de productos primarios de la madera ocupan el mayor porcentaje del valor de las exportaciones; el volumen y el valor de productos secundarios con valor agregado aumenta rápidamente como  porcentaje del total. Durante los últimos once años el valor de exportaciones de productos primarios de madera se ha duplicado, mientras que para los productos con mayor valor agregado ha crecido seis veces. En el mismo período, el número de exportadores, productos exportados y países receptores han tenido un moderado crecimiento.
La pulpa de madera o celulosa es el producto más exportado y representa en torno al 35% de todas las exportaciones de productos de la madera. El balance incluye, además, madera aserrada y una amplia variedad de productos más procesados.
La industria forestal, en los últimos treinta años, ha desarrollado una valiosa red de contactos de mercado y las capacidades necesarias incluso para  llegar a abastecer las necesidades en distintos países del mundo. Por su parte, las empresas ya establecidas en los mercados probablemente no tendrán grandes dificultades de aumentar sus volúmenes o agregar nuevas líneas a sus carteras de productos actuales.
El crecimiento del sector forestal juega un rol fundamental en la economía del país, participando con el 3,5% del producto interno bruto (PIB), siendo la segunda actividad económica más importante de Chile después de la minería. Actualmente las exportaciones forestales alcanzan los US$ 3.397 millones, lo que representa el 11% del total exportado. A este recurso está asociado un importante patrimonio industrial conformado por plantas de celulosa, aserraderos, plantas de tableros, de partes y piezas de muebles, entre otras.
Chile exporta más de 500 productos, en diversos grados de elaboración, entre las más de 940 empresas dedicadas a la actividad exportadora de productos forestales, a un total de 86 mercados de los cinco continentes, destacando entre los países de destino: E.E.U.U., Japón, Corea del Sur, Argentina, China y Bélgica. 
 
Después del cobre, el sector forestal es el segundo gran exportador, pero el primero de productos elaborados con materia prima renovable.
La industria está orientada principalmente a la exportación, con cerca de mil empresas chilenas que envían a los mercados externos productos forestales con diversos grados de elaboración -pulpa química en primer lugar de importancia, seguida de molduras, madera aserrada, madera elaborada; tableros y chapas; puertas, ventanas y piezas para la construcción; astillas; papel periódico, maderas en trozos, entre otros- a un total de casi 100 mercados en los cinco continentes, destacando América del Norte como cliente principal -en especial Estados Unidos- seguido de Asia, con China y Japón como los mercados más importantes, Europa y América del Sur.
 

miércoles, 26 de octubre de 2011

ACTUALIDAD FORESTAL


Las exportaciones forestales de Chile crecieron un 38% interanual entre enero y julio, alentadas por el alto precio de la celulosa y una sostenida demanda desde el mercado asiático.
En un reporte difundido el miércoles, el Ministerio de Agricultura dijo que los envíos sumaron US$2.974 millones en los primeros siete meses de este año.
“Estas cifras se explican por el positivo comportamiento de la celulosa en los mercados internacionales (…) contribuyendo a incrementar de manera sostenida su peso relativo en la matriz exportadora”, dijo el gobierno.
A julio, las exportaciones de celulosa superaron los US$1.670 millones, con un incremento interanual del 45%.
En el primer semestre, los envíos forestales acumularon un alza del 46%.
En su reporte mensual, el gobierno proyectó que el sector forestal presenta buenas perspectivas de mediano plazo, “debido al buen escenario de precios y la fuerte demanda de mercados como China y algunos países de la Unión Europea”.
El total de los embarques forestales del año pasado registraron un valor de US$4.337 millones, con un incremento del 19% respecto al 2009.
La industria forestal en Chile, liderada por Empresas Copec, el grupo Cmpc y Masisa, entre otras firmas, ha estimado un crecimiento de los envíos del 14% para este año.
Reuters

¿CUÁNTO MIDE NUESTRA HUELLA DE CARBONO?




La cuenta regresiva ya empezó. A finales de 2007, la BBC de Londres realizó un reportaje cuestionando el hecho de comprar cerezas provenientes de más de once mil kilómetros de distancia. El recorrido que hace un avión entre Chile y Gran Bretaña. El cuestionamiento de la cadena de noticias no apuntaba a la calidad, las buenas prácticas agrícolas o la inocuidad de las cerezas, sino al impacto que tenían sobre el calentamiento global. Ocurre que para producir los alimentos y transportarlos se queman hidrocarburos, es decir, se generan las temidas emisiones de carbono que, suspendidas en la atmósfera, forman parte de los gases de efecto invernadero (gei). "Son los gases que ascienden a la atmósfera, deteniéndose y formando una capa que impide que los rayos del sol salgan, por lo que se calienta la Tierra, el CO2 es uno de ellos", explica Anthony Wylie, decano de Recursos Naturales de la Universidad Santo Tomás.
 Y ahora los consumidores quieren saber cuántos de esos gases se emitieron para producir y trasladar sus alimentos. Es decir, conocer la "huella de carbono" que dejaron tras de sí lo que comen. Y en esto los ingleses llevan la delantera. Ya en 2007 un sondeo realizado en Gran Bretaña indicó que el 57% de los consumidores prefiere comprar alimentos locales, y actualmente, según un estudio efectuado por Tesco, el tercer mayor distribuidor minorista en Europa, dos terceras partes de los consumidores consideran la huella de carbono para tomar decisiones. Por lo mismo, el supermercado ya la está rotulando en productos como jugos y mermeladas.
 De ahí a empezar a pedir el registro para cada producto hay un paso, que parece que ya está encaminado.
 "A fines de 2007 comenzaron a llegar las primeras alertas de grandes cadenas de supermercados europeos, como Tesco, Casino en Francia y otros de Alemania e Italia. Los consumidores decían que preferían productos que tuvieran una menor emisión de C02, pero que estaban evaluando sólo a través de las distancias recorridas del producto hasta llegar al punto de comercialización", explica Paola Conca, gerenta de Calidad y Medio Ambiente de ProChile.

Los exportadores chilenos ya lo están notando.
 "Algunos supermercados y otros importadores de fruta han comenzado a requerir información respecto de los valores de emisión de los productos para demostrar a sus consumidores que sus compras poseen menor impacto ambiental que las de competidores que no consideren este factor", recalca Ronald Bown, presidente de Asoex.
 Aunque todavía no está reglamentado, a excepción del caso del sector maderero en Gran Bretaña, en el que para 2016 toda la construcción residencial debe ser carbón neutral, la huella de carbono es un factor que en especial para Chile, por lo lejos que queda de los países de destino, puede implicar el cierre de mercados o pérdidas de competitividad. Por ello, si bien los productos de exportación chilenos ya están tomando medidas al respecto, urge que el tema esté en el enfoque de productores, exportadores y del país.

"Más que un mejor precio, lo que se busca es lograr la aceptación que se elija tu producto por sobre otro, en especial en países escandinavos, Japón y Canadá", explica Adolfo Hurtado, gerente general de Conosur.

Y si bien por ahora los consumidores están pidiendo principalmente una etiqueta que indique el rango de emisiones, falta poco para que exijan además poder verificar la información a través de páginas web u otras fórmulas a las que puedan acceder.

 

Lo que sucede en Chile

Actualmente, las emisiones del sector agrícola fluctúan entre un 15 y un 20% del total nacional, según datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura. Aunque en la mayoría de los sectores no se sabe con exactitud cuántas son las emisiones. Aquí los avances de los sectores más adelantados en la materia:

FRUTA

Asoex, la asociación de exportadores, ya realizó un estudio preliminar de la posición de la huella de carbono en la manzana, tomando como modelo - benchmarking- un estudio neozelandés efectuado en 2006. Los resultados apuntan a uno de los temas que afectan transversalmente a la industria, la matriz energética.
 "Nuestra huella de carbono muestra el efecto ejercido por la actual grilla energética chilena en términos de electricidad. El estudio neozelandés utilizado como benchmark señala que la matriz energética de ese país es más favorable a la reducción de emisiones que la que tenemos en Chile", explica Ronald Bown.
 Ocurre que, a diferencia de la isla oceánica cuyo lema es 100% puro, la fuente de energía chilena se basa en el carbón.
 "Más del 30% de la matriz energética de Nueva Zelandia es energía renovable, a diferencia de la chilena, que está muy carbonizada. Acá se usa tanto energía eléctrica como térmica; y el vapor para la industria en Chile está dominado por diésel y carbón. La industria del vino y alimentos de Nueva Zelandia está creando grupos de trabajo específicamente focalizados en el tema, están a otro nivel que nosotros y hay que considerar que son nuestra competencia directa", recalca Aldo Cerda, gerente Área Forestal de Fundación Chile.

La necesidad ha llevado a que en el país estén surgiendo iniciativas para medir la huella de carbono de estos productos. Es lo que hace Sergio González, investigador de Inia La Platina, que espera en nueve meses más tener lista la metodología que determine la huella de carbono de los productos exportados de origen agropecuario, junto con la elaboración de un software que permita a los exportadores ingresar sus datos y sacar su huella de carbono. Y la Universidad Santo Tomás está desarrollando un proyecto financiado por Fondef, Fedefruta, la SNA, Gesex y Deuman, para medir la huella de carbono de la fruta de exportación, el que podría tener sus primeros resultados en nueve meses, aunque estaría terminado en cerca de dos años y medio más. Ya están empezando a medir lo que ocurre con las manzanas de la Región Metropolitana y la VI Región.
 "La huella de carbono para la fruta de exportación es un factor crítico, pero no afecta de la misma forma a todos. En el caso de la cereza, por ejemplo, es mayor porque se transporta en avión, a diferencia de la manzana que se trasporta en barco. De todas formas creemos que por el clima y otros factores productivos, es factible que no sea mayor a la de Nueva Zelandia", explica Anthony Wylie.

VINOS

Apoyadas por Cristalería Chile, la industria del vino cuenta con una botella elaborada con entre 10 y 15% menos de vidrio, y al ser más liviana colabora en el ahorro de emisión por transportes que es donde, hasta ahora, el sector ha visto que causa más impacto en la emisión de carbono. Sin embargo, las viñas recién están tomando conciencia del tema y, de hecho, son las menos las que están utilizando estas botellas. Aun así, hay otras que por decisión propia están tomando medidas.

A partir de los requerimientos leídos por los consumidores ingleses, en 2007, Viña Ventisquero partió por contratar una empresa que realizó la medición de su huella de carbono y determinó que su mayor foco de emisiones estaba en el traslado. Ello los llevó a amortiguar las emisiones a través de bonos de carbono y actualmente se encuentra trabajando en cómo hacer más eficiente la cadena completa de producción.

"La idea es acercarnos lo más posible al impacto cero. Luego de cuantificar nuestra huella partimos trabajando por el transporte y hoy nos estamos enfocando en cómo ser más eficientes en el uso de energía. Estamos haciendo una auditoría al respecto, porque la energía es la segunda área donde tenemos mayor impacto", cuenta Martín Silva, gerente general de Viña Ventisquero.

No son los únicos. Según los cálculos de Viña Conosur, el 65% de sus emisiones corresponde a transporte, por lo que ya lo está neutralizando a partir de la compra de bonos de carbono. "Ya estamos solucionando alrededor de 65% del problema, pero falta más del 30% que corresponde a todo el resto del ciclo productivo", explica Adolfo Hurtado, gerente general de Conosur.

SECTOR FORESTAL

Esta industria tiene un plus. Su materia prima, los bosques, les permiten a las empresas propietarias contrarrestar su propia huella de carbono.

"Puede ser una ventaja distinta porque sólo Chile, Brasil e Indonesia tienen empresas forestales integradas donde la captura de carbono compensa las emisiones derivadas de sus propios procesos industriales y de transporte. La industria americana, por ejemplo, ya dejó de ser dueña de los bosques", explica Aldo Cerda.

Arauco y CMPC han invertido alrededor de US$ 200 mil cada una en determinar su huella de carbono. En el caso de Arauco, el proyecto partió a finales de 2008; CMPC partiría este año.

Masisa todavía no cuenta con un sello que determine cuál es su huella de carbono, pero tiene una política que apunta a la reducción de impactos. "Un objetivo concreto es la disminución de los desechos que produjo la industria, lo que en 2008 se hizo en un 0,6%. Se redujo, además, 10% del consumo de agua y 9% de energía. Asimismo, el 64% de la energía consumida proviene de autogeneración a través de biomasa", explica Iván Rubio, gerente de operaciones y medio ambiente de Masisa.

"""PUNTOS A FAVOR"""

Si para medir las emisiones de carbono sólo se tomara en cuenta la distancia que recorre el producto para llegar hasta los supermercados - Food Miles- , Chile estaría en clara desventaja. Pero la huella de carbono, además de la distancia, mide las emisiones generadas durante todo el ciclo productivo.

"El concepto de Food Miles es utilizado por movimientos y organizaciones que desean promover el consumo de los productos de origen local a fin de mantener puestos de trabajo, lo que se presenta bajo la justificación de proteger el medio ambiente, a través de un menor consumo de productos de procedencias más lejanas", explica Ronald Bown, presidente de Asoex.

. Por ejemplo, un estudio hecho en Colombia llegó a la conclusión que la huella de carbono de sus flores puestas en Europa, a pesar del traslado en avión, emiten menos CO2 que las flores producidas en el mismo continente.

"La razón es que en Europa usan invernaderos, calefacción, en cambio Colombia tienen sol, por lo que al final el balance de las emisiones es favorable. Los estudios aún no están listos, pero creemos que algo similar puede pasar con fruta de exportación chilena", explica Anthony Wylie.

Los puntos que podrían jugar a favor de Chile son la cercanía de los campos a los puertos, lo que ahorra en cuanto a transportes en camiones, uno de los más contaminantes por el balance entre la cantidad de producto trasladado y las emisiones generadas.

El problema es que la mayoría de los consumidores no lo sabe. Es decir, la publicidad apunta a fomentar el consumo local, porque es imprescindible que el país, junto con invertir en disminuir y cuantificar su huella de carbono, invierta en marketing.

"Chile tiene que sofisticar el mensaje, insistir en que lo que están haciendo en California, Francia o España, decir que si el producto viene de más lejos no basta para medir la huella", recalca Aldo Cerda.

LA REVOLUCIÓN LOCAL

En todo caso, la huella de carbono no es un tema que afecte sólo al sector exportador, a Chile llega de la mano de Wal–Mart. Ocurre que al irrumpir dentro del negocio de los supermercados en Chile, Wal–Mart va a cambiar las reglas del juego; es decir, exigirá las que ya trae y en ellas ya está planteando considerar la huella de carbono.

"La cadena de supermercados está haciendo un gran trabajo creando un índice de estabilidad para sus abastecedores, en el que incluye la huella de carbono. Es decir, va a empezar a pedir a sus proveedores un análisis de trazabilidad de carbono, y si lo hace Wal–Mart, el resto de la cadena de supermercados también lo harán", explica Aldo Cerda.

Fuente: Revista del Campo, El Mercurio

La Cosechadora

Se va a considerar en esta página que la cosechadora es un  tractor forestal con unos órganos de trabajo específicos, cuya función en el aprovechamiento es llevar a cabo, de forma mecanizada, las labores propias de la fase de "apeo y elaboración", completa o parcialmente realizando al menos el apeo, pudiendo también estar diseñada para llevar a cabo la fase de saca -la reunión sobre el mismo vehículo y el desembosque por semiarrastre o en suspensión.


Un ejemplo comparativo sería el de la motoniveladora que, aparte de su órgano principal de trabajo constituido por el arco y la cuchilla principal, puede llevar un subsolador trasero, un escarificador tras el eje delantero, una pala empujadora frontal -dozer- y algunos otros órganos de trabajo. 

La función de todos ellos es ayudar a la máquina a realizar su función en mejores condiciones siendo independiente, en la medida de lo posible, de otras máquinas. Sin embargo, la motoniveladora sigue siendo motoniveladora lleve lo que lleve o no lleve nada, no pasa a convertirse en "nivelasubsoladora" o en "dozerniveladora" por llevar estos elementos.
De esta forma, la máquina móvil o automóvil cuya función, exclusivamente, es la de desramar y tronzar y puede que clasificar y apilar, pero no la de apear, seguirá siendo la máquina procesadora, y aquí se va a considerar o como máquina ajena al proceso de cosecha o como órgano de trabajo de la cosechadora, si va montada en esta.